Notas sobre la antigua medicina indígena en Mérida (época prehispánica)

 Rubén Alexis Hernández


1.- Era netamente empírica. Por medio del ensayo y el error, los antiguos indígenas conocieron y utilizaron apropiadamente las propiedades medicinales de diferentes sustancias y elementos; en el proceso algunos enfermaron y murieron por tener contacto con principios activos tóxicos incluso en pequeñas cantidades, pero como resultado final, los naturales hicieron del medio geográfico un gigantesco laboratorio, con alternativas de curación para diversas enfermedades.

 

2.- Se basaba en la fitoterapia. Los indígenas aprovechaban la diversidad de la flora presente en sus espacios de asentamiento y otras zonas,  y llegaron a tener un notable conocimiento sobre numerosas plantas y sus propiedades medicinales. La madre naturaleza fue generosa con los antiguos pobladores, quienes podían hacer uso frecuente de árboles, hierbas y arbustos con propiedades analgésicas, sedantes, laxantes, expectorantes, antiparasitarias, antipiréticas y pare de contar. Frailejón, vira-vira, pino laso, espadilla, guaco, coca, y otras especies, formaron parte de la botica natural al servicio de los indígenas.

 

3.-Trataba, mediante la realización de ciertos procedimientos, y el empleo de insumos de origen vegetal, lesiones como luxaciones y fracturas. En el caso de las luxaciones, “las reducen hábilmente con sobas y movimientos, al cerciorarse que los huesos están debidamente colocados asegurar su posición natural por medio de tirillas o filamentos de la corteza del árbol llamado Maitín (…)”. Mientras que para las fracturas, “después de acomodar el hueso roto e inmovilizar el miembro en tablillas ligeras de maguey, propinan al enfermo una singular poción, confeccionada con un pedacito reducido a polvo de una pequeña culebra llamada tata-cua, remedio que provoca la soldadura de manera eficaz” (Julio César Salas. Etnografía de Venezuela, 1997, Mérida, pp. 93-94).

 

4.- Además de su abordaje material, la enfermedad era tratada en el ámbito simbólico. Creían los naturales que la enfermedad era producto de la mala voluntad o castigo de los encantos (ches) que moraban en distintos componentes de la naturaleza, y por tal razón entregaban ofrendas como medida preventiva, y celebraban rituales como medida curativa. En los rituales, el chamán o mohan (además de “sacerdote”, era como el médico de la época) quedaba en trance luego de ingerir o aspirar sustancias alucinógenas, e intentaba curar al enfermo mediante la expulsión de un espíritu maligno,  responsable directo de su mal según la cosmovisión aborigen. De cierta manera, los antiguos indígenas sabían que la buena o mala salud involucra al cuerpo y la mente en un todo interrelacionado.


El reino vegetal en los Andes merideños, ha ofrecido, desde tiempos remotos, distintas posibilidades fitoterapéuticas. Fuente. Archivo fotográfico de Rubén Hernández, agosto de 2006.

 

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