El culto a la Inmaculada Concepción en la Mucurubá de ayer y de hoy
Rubén
Alexis Hernández
Durante
el periodo colonial de los Andes merideños, una de las prioridades de las
autoridades era el adoctrinamiento católico de los antiguos habitantes andinos,
quienes originariamente adoraban a ciertos componentes medioambientales y
entidades sobrenaturales. Se buscaba imponer la cultura de los invasores en
todos los ámbitos posibles, y de esta manera destruir progresivamente la
cosmovisión aborigen y consolidar el orden colonial. En este sentido una de las
estrategias llevadas a cabo por los españoles y los criollos para imponer el
catolicismo en zonas como Mucurubá, consistió en la obligatoriedad de
establecer cofradías o hermandades y de realizar festividades en honor de los
santos patronos (fiestas patronales), en las que evidentemente debían ser
partícipes los indígenas. Al respecto la
Iglesia, por medio de los curas doctrineros, desempeñó un papel de primer
orden.
En
el caso de Mucurubá una de tales cofradías fue la de la Virgen Inmaculada
Concepción, cuya existencia ya era informada en los apuntes de la Visita de
1655 a la localidad, llevada a cabo por el funcionario Juan Modesto de Meler
(oidor de la Real Audiencia de Santa Fe):
“(…)
se an juntado todos los yndios desta poblacion y entre todos juntan seis
patacones [tipo de moneda colonial] y los pagan de la Visita de pila y de cada
una de tres cofradías que ay en este pueblo la una de Nra. Sra. de la
Concepción (…)”. (Colección Los Andes, tomo no. 10, ULA,
fol.120vº).
La
evolución de esta hermandad fue tal, que para finales del siglo XVII ya se
reunían los cofrades todos los meses de diciembre para discutir sobre distintos
aspectos concernientes a las fiestas en honor a la Virgen y sobre elementos administrativos
varios. A partir de lo acordado en dichas reuniones se levantaron las
respectivas actas, en las que se evidencia claramente la consolidación temprana
del culto mariano en Mucurubá, y en cuya interpretación se aprecia el interés
de las autoridades religiosas y de los cofrades no sólo por perpetuar la
adoración a la Virgen y la doctrina cristiana en general, sino por acentuar el
desarraigo espiritual de los indígenas:
“En
catorce días del mes de diciembre de mil seiscientos y noventa y ocho años,
aviendo congregado y llamado al Theniente, Caciques y demás hermanos desta
cofradía de la Purísima Concepción de la Virgen Santíssima, Nuestra Señora,
cita en este Pueblo de Mucurubá para elegir Alféres, Maiordomos y demás
Oficiales para la fiesta del año venidero y servicio de dicha cofradía (…). Y
aviendo ajustado quentas con el Thesorero dio de gasto seis reales en labrar la
sera de la Cofradía y dos reales en una aldaba para la sachristía, tres pesos y
tres reales en hazer este libro, dos reales en aliñar los boceles, tres pesos y
cuatro reales en una caja de madera con serradura y llave para la cofradía, de
suerte que todo importa siete patacones y un real; que todo lo referido se le
rebaja del dinero que tiene en su poder, según los cavildos del año de noventa
y seis y noventa y siete (…), y por lo bien servido que a estado esta dicha
cofradía, se les da a todos los hermanos las gracias y se serró este Cavildo
dando juntamente estas quentas por buenas, salvo yerro de pluma o suma. Y lo
firmé en dicho día, mes y año” (Ana Hilda Duque, y
Yuleida Artigas, “Manuscrito de la Cofradía de la Inmaculada Concepción de
Mucurubá”, pp. 83-84).
En
cuanto a las fiestas en honor a la Inmaculada Concepción, es evidente que éstas
comenzaron a celebrarse luego de fundada la cofradía en Mucurubá, aunque no
sabemos el año exacto de su inicio. Para finales del siglo XVII ya era
costumbre que tales fiestas se realizaran cada mes de diciembre, y que se
llevaran a cabo procesiones, misas y otros actos. El culto mariano tuvo tanto
arraigo en el imaginario colectivo, que pronto se constituyó en elemento de
integración y de cohesión sociodemográfica de la micro-región de Mucurubá,
trascendente en el tiempo por medio de la veneración y de las festividades (con
algunas interrupciones).
Respecto
a la celebración reciente de estas fiestas sagradas en Mucurubá, cabe acotar la
presencia de algunas modificaciones. Quizá la que más destacó fue el acto de
encender velas en la noche del 8 de diciembre, día central de las festividades.
Tal manifestación, conocida popularmente como “Las Velas de Mucurubá”, fue
incorporada en 1974 por unos estudiantes locales que habían quedado
maravillados por la realización de tal acto en la ciudad colombiana de
Manizales: “Aquella primera experiencia del año 74 gozó de la aceptación no solo
de la junta Directiva de las Ferias y Fiestas de aquel año sino también de los
pobladores de Mucurubá (…)” (Daisy Reyes, y Luis González. Las Velas de
Mucurubá…, p. 37).
La
importancia del culto mariano en Mucurubá ha sido tal, que incluso dejó sus
huellas en la nomenclatura geográfica local: quebrada La Virgen, Loma de La
Virgen, piedra de La Virgen, entre otros nombres vigentes.
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