Octubre de 1558: ¿Fundación u ocupación hispánica de “Mérida”?
Rubén
Alexis Hernández
En
primer lugar, cabe elaborar una breve definición del término fundación desde el punto de vista poblacional. En
cuanto a la conquista y colonización hispana en América, y según las leyes de Indias, fundar o establecer un centro poblado, consistía en realizar una ocupación territorial inicial, en espacios habitados o no por indígenas, acción que conllevaba las pautas para la organización espacial y el poblamiento progresivos, básicos para la formación de la sociedad colonial, de acuerdo a los intereses de la Corona. Ahora bien, al abordar la categoría fundación respecto al origen de poblados en Hispanoamérica, en el sentido adecuado de la palabra, y más allá de lo reglamentado por la doctrina jurídica española, debería hacerse referencia a la creación de asentamientos en espacios previamente desocupados, y no en lugares en los que residían naturales, aunque éstos vivieran en unas "miserables” chozas, como aún califican despectivamente, los panegiristas hispánicos, a las viviendas indígenas. En este contexto, es más apropiado hacer mención de una ocupación hispánica o de una fundación a medias.
En términos generales, fueron pocos los casos en el continente americano sometido por la Corona española, en que los
invasores europeos establecieron poblaciones en lugares no ocupados
anteriormente por los naturales. De hecho, los colonizadores consideraban, de acuerdo a lo establecido en las leyes de Indias, que la presencia de aborígenes era importante para la organización espacial y el poblamiento hispánicos, por razones como: la existencia de aldeas en
sitios con condiciones medioambientales adecuadas; su obvio conocimiento del medio
físico y la oportunidad de explotarlos como mano de obra. De acuerdo a estos comentarios, habría que revisar la historia de
la mayoría de las poblaciones “fundadas” por los españoles y sus descendientes
durante los siglos XVI, XVII y XVIII en toda Hispanoamérica, y seguramente nos
percataríamos de que en éstas había una base aborigen con distintos grados de
“desarrollo”.
Respecto
a los lugares donde se asentó la localidad de Mérida a partir de 1558, destáquese que fueron habitados por aborígenes antes de la llegada de los españoles, como se
constata en las mismas crónicas coloniales. En la meseta que ocupa actualmente
la ciudad, por ejemplo, habitaban en número relativamente elevado los “indios”
tateyes o tatuyes, que aunque carecían de un “alto desarrollo cultural” (de
acuerdo a las teóricos evolucionistas que todavía hacen vida “intelectual”),
igualmente tenían su particular organización social y económica. Pero
este detalle lo han minimizado algunos “estudiosos” de la historia regional y local
merideña por diversas razones, especialmente porque se considera que debe
seguir manteniéndose viva la Historia de los vencedores, como fundamento
ideológico del dominio de la minoría poderosa. En este sentido, el término
fundación en el caso de la ciudad de Mérida, se sigue empleando de forma alegre
y malintencionada para menospreciar a los antiguos habitantes y su concepción de vida, llegándose al colmo de hacer creer a los ignorantes que
los europeos ocuparon un espacio prácticamente vacío, habitado por un puñadito
de aborígenes bárbaros, salvajes e incultos.
De manera que no hubo tal fundación de Mérida en el sentido adecuado de la
palabra, sino la ocupación hispánica inicial o fundación a medias, que dio inicio a la organización espacial y a la implantación estructural necesarias para formar la sociedad colonial, además, los nativos de la hoy ciudad de Mérida, contribuyeron mediante su conocimiento medioambiental y su adhesión forzada a la encomienda, por ejemplo, a la conquista y colonización de parte de las tierras merideñas. Entonces, ¿A qué fundación siguen haciendo referencia algunos, cuando por una
parte ya vivían seres humanos en los distintos sitios donde se estableció la
Mérida colonial, y por la otra los aborígenes jugaron un papel de primer orden en favor del proyecto de los invasores, incluso desde los días anteriores a la primera "fundación"?
En
honor a la verdad, lo que debería "conmemorarse" cada octubre, más que la fundación de la hoy ciudad de Mérida, es la
ocupación hispánica inicial de una porción de las tierras andinas por parte de
un grupo de asesinos, que a partir del 9, 12 o cualquier otro día
del mes de octubre de 1558 (aquí la fecha es lo de menos para el análisis
histórico presente), sometieron por las armas y mediante el adoctrinamiento religioso, a
una serie de pueblos asentados desde tiempos indefinidos en las diversas zonas
donde fue establecida Mérida. Dicho grupo, comandado por el “honorable” Juan
Rodríguez Suárez en primer lugar, habría de escribir una página negra en la
historia merideña, indigna de ser celebrada como aún lo hacen, numerosos
“intelectuales” y autoridades “revolucionarias” y de derecha de la población de
Mérida y del resto del estado homónimo.

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