La Sierra Nevada y su mención en los documentos coloniales

 

    Rubén Alexis Hernández

 

    En días pasados (agosto de 2020) fuimos testigos de algunas nevadas en las cumbres más

    altas de nuestros Andes, siendo privilegiados al contemplar un fenómeno climático

    cada vez más raro en los paisajes merideños. Picos como el Bolívar, el Humboldt, el

    Pan de Azúcar, El Toro y el aún llamado por algunos como El Águila, fueron cubiertos

    una vez más con el hermoso manto nival que deleitó los sentidos de propios y extraños;

    las nevadas cayeron con más intensidad en el Collado del Cóndor y en la Sierra Nevada,

    especialmente en las cimas que, bautizadas por Tulio Febres Cordero como las Cinco

    Águilas Blancas, aún hacen honor a esta denominación.

 

    Ya que hicimos mención de la Sierra Nevada, valga el presente artículo para exponer en

    parte   algunas   de   las   primeras   referencias   escritas   sobre   este   conjunto   orográfico,

    fechadas entre los siglos XVI y XVII. Si bien es probable que el término nevada fuera

    empleado por primera vez antes del ingreso de los conquistadores españoles en los

    Andes merideños, sólo disponemos de referencias posteriores a la “fundación” de la

    ciudad   de   Mérida:   relatos   de   cronistas,   descripciones   de   visitadores,   autos   de

    población,  entre otras.

 

    Aquí  transcribimos un extracto de dichas referencias: 

 

    1. “Y por estos justos respectos quiso enviar antes de poblar a Juan Esteban el

    valle arriba que llegase hasta el paraje de la propia Sierra Nevada y viese y

    considerase las poblaciones que en comarca de ella había, y si la tierra desde

    allí   adelante   daba   demostración   de   ir   poblada,  porque  a   esta   sazón   Juan

    Rodríguez   y los demás españoles estaban apartados del paraje de la Sierra

    Nevada, casi hacia el poniente, poco más de cuatro leguas” (El cronista Pedro

    de Aguado sobre una expedición de los hombres de Juan Rodríguez Suárez, con

    punto de partida en el sitio de la primera “fundación” de Mérida, y punto de

    llegada  en una zona que consideraran más apta para reasentar a esta población).

 

    2. “El sitio donde hoy  permanece  la ciudad de Mérida con  este  nombre, por

    habérsele perdido, como dijimos, el otro, es un valle que corre algo pendiente

    Norte Sur, a sesenta y dos grados y dos minutos de longitud del meridiano de

    Toledo,   y   seis   de   latitud   al   Norte,   entre   dos   quebradas,   la   una   llamada

    Albarregas   y   la   otra   Chenca   (por   decir   Chama)*,   que   mejor   se   le   dirá

    caudaloso rio que se origina desde los páramos de Cerrada y va recogiendo las

    más  de sus  aguas  de  las  Sierras Nevadas  a  cuyo  pie  está  este  valle  de  la

    ciudad”  (El cronista Pedro Simón describiendo a Mérida, primeros años del

    siglo XVII)  *Nota del autor del presente escrito.

 

    3. “Resguardo.   Y   para   que   todos   los   dichos   yndios   y   las   yndias   pobres   y

    huérfanos ylos demas de los dichos repartimientos de Tabay Aricaguas Tatey

    Mucaria y Valle de los Alisares que asi se mandan poblar y reducir a la dicha

    nueva poblacion y sitio de Tabay tengan tierras utiles y de labor suficientes y

    fertiles para sus labranças particulares de año y vez y de comunidad y para

    sus plazas egidos propios pastos y valdios y criança de sus ganados y arboles

    frutales rraizes y legumbres les da y desde luego les señala y adjudica por

    resguardo todas las que ay desde la punta del arcabuco que baxa del paramo

    de  las  sierras   Nevadas  sobre  la   quebrada  que   llaman   Mucutubague  (…)”

    (Señalamiento y adjudicación de tierras de resguardo a los indígenas del Pueblo

    Nuevo de Tabay, en Agosto de 1619).

 

    4. “(…) por la qual en nombre del Rey nuestro señor y por virtud de sus poderes

    que para ello tengo encomiendo en bos el dicho Bartolome Yçarra los dichos

    dos repartimientos de  yndios del apellido de los nebados en el valle de las

    acequias y de la quebrada de los vizcainos de mucusnumpu que el dia de oy

    unos   y   otros   seran   treynta   yndios   con   sus   familias   y   sus   anejos   y

    pertenecientes   que   asi   vacaron   por   muerte   del   dicho   Juan   de   Bergara   y

    despues por pribacion del dicho Andres  de bergara ya difunto (…)” (Mención,

    en la década de 1630, de la población conocida hoy día como Los Nevados; el

    topónimo derivó de la ubicación cercana del repartimiento a los picos más elevados de la

    sierra, nevados en buena parte del año para la época).




   

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