Descripción colonial de algunas poblaciones merideñas. Parte III
Rubén
Alexis Hernández
Jají:
“El
Curato del pueblo de Jaji de la cleresia, su temperamento templado, que produce
dichos frutos (¿), su iglesia de paja con poco ornato tendrá cuarenta indios, y
veinte vecinos blancos, su temperamento sano, y favorable. Rentará a su párroco
doscientos y cincuenta pesos (...)” (De Oviedo, Basilio
Vicente, Pensamientos y noticias escogidas para utilidad de Curas del Nuevo
Reino de Granada, 1761).
Lagunillas:
“El
jueves 27 partimos del sitio nombrado el Anis, y llegamos al pueblo de indios
de la Lagunilla (...), está una pequeña laguna que da el nombre al pueblo, esta
laguna que bordea como una milla tiene tanta profundidad desde sus bordes que
para entrar en ella se sirven de barquillos de mimbres; del barro o lama del
fondo de su centro extraen los indios del pueblo y no otros, una especie de
salitre que en este Reino llaman jurado, de que venden a real la libra (...)
esta sal tiene grande uso en estas partes porque sirve para cuajar o mantener
el vigor de una sustancia que por cocimiento, extraen de las hojas del tabaco
de que resulta una masa, que (...) llaman (...) ambir, o chimó (...). A media
legua de esta laguna está el pueblo en un amenísimo sitio de mucha arboleda,
huertas y frutales de las del país. Su doctrina está a cargo del clero. Los
indios educados en muy buena policía, todos hablan muy bien la lengua
castellana, y la originaria que es la primera vez que la oí proferir en el
Reino. Aquí compramos un carnero por 8 reales y abunda mucho más el ganado
cabrío” (Viaje muy puntual y curioso que hace por tierra don Miguel de
Santiesteban desde Lima hasta Caracas en 1740 y 1741).
“El
pueblo de Lagunillas de la cleresia con iglesia de paja (...), su temperamento
calido, pero sano, y ameno, produce de todos frutos de tierra caliente, caña,
maíz, platanos, yucas y muchas frutas. Se dan en su distrito muchas parras, de
modo, que allI no tiene el Cura que comprar vino para celebrar (...). Tiene
también algunas haciendas de cacao, y también produce algodón, y hay algunos
trapiches, en que fabrican bastantes dulces. Tendrá cien indios, y cincuenta
vecinos blancos” (De Oviedo, Basilio Vicente, ob. cit).
La
Mesa de Ejido:
“El
Curato del pueblo de la Mesa media jornada distante de la ciudad de Mérida,
aunque es pequeño, que tendrá cincuenta indios, y treinta y cuarenta vecinos,
tierra caliente templadamente, y es país sano, y ameno, que produce maíz,
platanos, muchas auyamas, y otros frutos de tierra caliente tiene algunos
trapiches de caña dulce (...)” (De Oviedo, Basilio
Vicente, ob. cit).
Las
Piedras:
“El
Valle de las Piedras tendrá cincuenta vecinos, y crían muchos ganados vacunos,
y yeguas, y ovejas, y produce los dichos frutos (por decir los mismos de Pueblo
Llano y Santo Domingo). Este Curato puede rentar mil y doscientos pesos (...)”
(De Oviedo, Basilio Vicente, ob. cit).
Mucurubá:
“El
sábado seis partimos de Tabay (...). A las tres leguas está el pueblo de
Mucurugua, que es uno de los mayores de la gobernación de Maracaibo y aún del
Reino de Santafé cuya doctrina está al cuidado de los Padres de San Agustín, y
es anexo del de Mucuchíes” (Viaje muy puntual y
curioso...).
“El
pueblo de Mucurubá tendrá cincuenta indios, su temperamento templado, y produce
mucho maíz, y otros frutos de tierra templada, su iglesia de paja con algún
ornato” (De Oviedo, Basilio Vicente, ob. cit).
La Mucurubá representada geográficamente en el plano de los Resguardos Indígenas de 1887, era prácticamente la misma del periodo colonial, al menos la del siglo XVIII. Fuente: Registro Principal de Mérida.
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