Trascendencia histórica de la antigua toponimia merideña (Cuenca alta del río Chama) Parte I
Rubén
Alexis Hernández
Al
arribar los europeos a tierras merideñas en la segunda mitad del siglo XVI, una
de sus primeras tareas consistió en identificar por medio de nombres una serie de
accidentes geográficos y centros poblados, con el propósito de conocer en
profundidad los territorios a ser controlados de acuerdo a los intereses de la Corona
Española. En algunos casos designaron con nombres hispanos, bien por el
parecido de algún lugar merideño con su
par ibérico (en la mayoría de los casos), o bien de forma inédita, debido a la
urgencia de identificar los territorios a ser sometidos. Esta última situación
se caracterizó por el empleo de términos cuyo contexto lingüístico original era
totalmente diferente al contexto
semántico surgido para abordar las particulares realidades medioambientales de la cuenca alta
del Chama. Mientras que en otros casos simplemente los invasores optaron por
“apropiarse” de distintas voces
previamente utilizadas por los pobladores prehispánicos para denominar
numerosos elementos geográficos.
Cabe
destacar que en algunas zonas del actual territorio merideño, como en el caso
de Mucuchíes y de lo que conocemos como
Pueblos del Sur, la toponimia indígena ha predominado en la identificación de
accidentes geográficos. Esto se explica, en parte, porque se trataba de lugares
densamente poblados por naturales a
la llegada de los invasores europeos. A manera de ejemplo, considérese que para
las zonas de El Morro y Acequias están georeferenciados no menos de 50 topónimos
indígenas, además de que en los rasgos
culturales y físicos de gran parte de sus pobladores se manifiesta fuertemente la herencia
ancestral.
En
el presente artículo, haremos referencia a las micro-regiones de Mucuchíes, Mucurubá
y Tabay, señalando una serie de topónimos reseñados en algunas Visitas de
finales del siglo XVI y primeras décadas del siglo XVII, que trascendieron hasta nuestros días. Se trata de un breve glosario ordenado en forma
alfabética, donde se indica alguna información sobre cada nombre, y en algunos
casos una pequeña cita ilustrativa.
Cacute:
Topónimo indígena con que se denominaba un pueblo de
encomienda agregado al pueblo de doctrina de Mucurubá a comienzos del siglo XVII.
Para 1619, en ocasión de la Visita del Juez Alonso Vázquez de Cisneros, su
encomendero era Hernando de Alarcón. Contaba para ese entonces con “veinte y un indios utiles dos caciques y un
reservado que son veinte y quatro barones y mas cinquenta y cinco personas sus
mujeres e hijos que todas juntas son setenta y nueve personas”.
Actualmente el nombre hace referencia a la capital de la parroquia Cacute, en
el municipio Rangel del Estado Mérida.
El
Pantano: Topónimo hispano
para designar una zona donde han abundado las ciénagas o aguas estancadas. Considérese en este caso que los
colonizadores tomaron la denominación de ciertos lugares en España donde se
presentaban estos fenómenos. En la actualidad se emplea el término para
denominar algunos accidentes geográficos al norte de Mucuchíes, específicamente
un sitio, un cerro y un alto (punto
más alto en el trayecto de diversos caminos andinos).
Escaguey:
Topónimo indígena para
mencionar un pueblo de encomienda
agregado a Mucurubá en las primeras décadas del siglo XVII. Al parecer los
naturales juntados en este pueblo no eran originarios de la cuenca alta del río
Chama, sino del piedemonte andino-llanero o de los Altos Llanos barineses. Al
menos eso es lo que se puede evaluar tras lo señalado en las informaciones de
las Visitas y de acuerdo a la caracterización lingüística del término güey, más propio de los arawakos
llaneros que de los grupos Mucu andinos. Es uno de los primeros topónimos
prehispánicos empleados por los colonizadores en los Andes merideños, siendo
mencionado en la década de 1560, específicamente en los apuntamientos del
funcionario Andrés Venero de Leyva
(1564). Para 1619, su encomendero era Alonso Dávila, y contaba con “sesenta
y quatro indios utiles un cacique y ocho reservados que son setenta y tres
barones y mas ciento y seis personas sus mugeres e hijos que todas son ciento y
setenta y nueve personas”. En nuestros días el término denomina a un
poblado y a una antigua hacienda ubicados en la parroquia Mucurubá.
La
Otra Banda: Así era
denominado el territorio ubicado en la
margen meridional del río Chama. Desde el punto de vista orográfico formaba
parte de lo que en la actualidad se conoce como la Sierra Nevada. Aunque era
señalado reiteradamente en los documentos de Visita a la provincia de Mérida,
desconocemos las razones específicas para tal designación, y solo sabemos que el
principal punto de referencia era la vertiente norte del “río grande de Chama”. Actualmente el término
carece de vigencia, aunque con un sentido similar se emplea la frase “El Otro Lado” por algunos lugareños
y en algunos cartogramas, como en el caso de la parroquia Mucurubá, donde hay
un caserío conocido por ese nombre.
Mocaho: Vocablo indígena que designaba un pueblo de encomienda
ubicado al sur de Mucuchíes, en La Otra Banda, y que contaba con importantes ventajas bioambientales: “(...)
y que son muy buenas fertiles y abundantes y proveydas de agua y leña”.
Para 1619 su encomendero era Diego de Monsalve: “El Repartimiento de Mocaho de
Diego de Monsalve (...) todas son noventa y cinco personas”. En la
actualidad el topónimo identifica un poblado con ubicación similar a la de la
encomienda, y en la ruta de tránsito a la población de Gavidia. También se
denomina así a una quebrada afluente del río Chama.
Comentarios
Publicar un comentario